martes, 17 de marzo de 2015

Tool – 46 & 2

La Serena. Día nublado. Uno de aquellos días en que la naturaleza completa se conjuga para formar un ambiente extraño, algo así como una tensa calma antes de la tempestad, electricidad circulando a través del viento y pegándose en la piel…
Es muy fácil dejarse llevar por la falta de luminosidad de estos días, y caer bajo el influjo de bandas tales como Radiohead o Sigur Ros, pero la animosidad que me gobierna hoy por hoy me lleva necesariamente a pensar en Maynard James Keenan. Cualquiera de sus proyectos, por muy distintos que suenen en apariencia, llevan impresa a fuego su impronta. Poderosos y profundos riffs, baterías con una estructura muy particular, una garganta que profiere letras de contenido esencial, profundo y marginal a la vez, que hablan de lo humano, lo celestial y a la vez de lo profano.
Mientras desenredo mis fonos para disponerme escuchar algo que acompañe a la perfección la vuelta a casa de esta tarde, se me vienen a la mente los primeros acordes de un tema que el día de hoy me parece perfecto. Fourty six and two es el elegido. Los primeros compases marcan los primeros pasos del doble viaje: a mi casa, de vuelta de la pega, en la parte física, y el viaje espiritual, que comienza a introducirse por mis oídos. Los susurros, casi reflexiones en voz alta del Sr. Keenan, relatan a modo de bitácora el viaje interno que realiza en la búsqueda de su propia evolución, del nivel más alto de consciencia, para lo cual es absolutamente necesario enfrentarnos a nuestro lado oculto o sombra, según postulara Jung, asumir aquellas cosas que nos asustan o incomodan para poder lograr una unidad entre la parte de nuestra personalidad que está asumida y que queremos mostrar y la mencionada sombra.
Keenan emprende su viaje interno. La batería aumentan su potencia, la guitarra aumenta su intensidad manifestándose a través de riffs cada vez más profundos y el bajo alcanza una profundidad y oscuridad que remueven el alma, que remece aunque no lo queramos cada una de las células y que, en complicidad con el resto de la banda, nos lleva necesariamente a sentir que debemos abrir los ojos, cuestionar lo que se nos presenta como verdadero y emprender el viaje hacia la verdadera realidad. No es necesario analizar la letra: creo que incluso para quién no entienda ni una puta palabra de inglés el significado de este tema será revelado: su estructura musical, su energía progresiva, la voz, un amalgama de ruegos y sollozos declamantes hablan por si solos, trascendiendo idiomas, ideologías o preferencias musicales.
He llegado a mi casa, descubro con decepción que el tema terminó a mitad de camino y que ignoré el resto de las canciones que vinieron después de esa. Así de inserta me encontraba en la búsqueda de la asunción al nivel más alto de conciencia, y que con decepción descubrí que terminó conmigo engullendo un par de panes frente al televisor, con el control remoto en mano. Yo llegué hasta ahí, por esta vez.

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